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En una sociedad de prisas, en la que nos han educado para la productividad el descanso es algo que no tiene cabida. Nos enseñan a estar activas, a permanecer en movimiento ya sea de manera productiva, generando y trabajando para mantener la economĂa, o bien, consumiendo, tambiĂ©n para mantener la economĂa. Pero en todo caso… HACIENDO.
Además, la cantidad de estĂmulos que recibimos no facilitan el parar. Con todo lo que llegamos a recibir y ver es normal que queramos estar constantemente haciendo, aprendiendo, creando, conociendo, viajando…
Pero en contra de todo pronĂłstico, y contra todo lo impuesto hoy vengo con una propuesta para ti, descansar. SĂ, parar el mundo y aprender a hacer nada. Permanecer en la calma, en la no acciĂłn, sin culparte, sin obligarte a salir de ella, sin pensar que se te acumulan las tareas por hacer. Parar, sentir, respirar y permanecer en esa calma mientras fuera todo gira.
Y es que es tan necesario parar como hacer. Es tan importante la actividad como el descanso. Es tan merecedor el camino como la recompensa. Y es realmente difĂcil buscar este equilibrio entre el movimiento y la quietud, esta uniĂłn entre la actividad y el reposo, valorando de igual manera la circulaciĂłn y la pausa.
Y es que el descanso, a veces, se confunde con la pereza cuando realmente poco tiene que ver. La laboriosidad, el trabajo, el esfuerzo y la constancia no existen sin un descanso necesario e imprescindible, asĂ que respeta tus tiempos y rĂndete al descanso de forma agradecida y con los brazos abiertos.
¿Pero a qué me refiero cuando hablo de descanso? Pues básicamente me refiero a dormir las horas que tu cuerpo necesita, ya sean 6 o 8, escúchate y apréndete, cada cuerpo es distinto.
Por descanso tambiĂ©n entiendo reposar entre horas cuando te sientas cansada tanto fĂsica como mentalmente, sentándote en el sofá o levantándote de tu mesa de trabajo, respirando, permaneciendo quieta o moviĂ©ndote y reconectando con tu cuerpo y tu calma.
Desconectar de las tareas y obligaciones laborales mĂnimo un dĂa completo a la semana, asĂ cĂłmo de las obligaciones y tareas personales y familiares una vez cada quince dĂas, mĂnimo.
Descansar también es apagar todas las pantallas, alejarnos de toda la información que recibimos a diario y de manera constante. Es cerrar los ojos o quizás abrirlos bien a lo que sucede alrededor, más allá de la luz artificial.
El descanso es tomarte el tiempo necesario para tomar decisiones, para avanzar. Pero también para cuidar tu cuerpo, nutriéndole ya sea a través de la comida o de los cuidados personales.
Descanso es estar con las personas que quieres y recargarte de su energĂa. Es abrazar a tu animal de compañĂa, cogerle la mano a la pareja, o sentarte al lado de tu madre durante una tarde. O quizás es estar sola en tu propia compañĂa.
Descansar es SALUD, es un acto altruista para poder dar lo mejor de ti misma, asĂ que empieza a buscar espacios de descanso en tu dĂa a dĂa y a disfrutar de la quietud de la nada que es este todo complejo y sencillo que llamamos vida.
Asà que hoy, te escribo des de la calma, des de la quietud del sofá que me arropa, en este abrazo de pausa que me regalo y me permito. Y me retiro a seguir con este descanso tan necesario, reparador y sanador.
Feliz tarde y gracias por estar,
Judit.
PD: quizás te gusten algunos de los artĂculos relacionados con el bienestar personal, como «Yoga como práctica curativa» o «meditaciĂłn, práctica diaria».
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