A estas alturas de la película, ya sabrás que hay cosas que intento aplicar en mi vida de forma constante, que procuro hacer que perduren y persistan en mi día a día porque creo que me dan paz mental y bienestar físico, que no dejan de ser dos caras de la misma moneda.
Des de hace tiempo, la práctica de yoga diaria se ha convertido en una gran aliada en eso del sentirse activo, vibrante y bien. Pero no sólo esta práctica me ayuda, los paseos diarios matinales son claves para empezar el día despejada, procurar seguir una dieta equilibrada otro elemento importante y la meditación a diario la mejor pausa mental.

Y es tan buena para mí la meditación que me apetece compartirla contigo. No sé si voy a saber explicarlo tan bien como me gustaría, pero voy a intentarlo y ojalá entiendas lo importante y magnífica que puede llegar a ser ésta costumbre en tu día a día.
Meditar, poco tiene que ver con dejar la mente en blanco, más que nada que éste hecho no está en nuestras manos, no disponemos de ese poder (aún). Meditar va más bien de no agarrarnos a los pensamientos, de verlos aparecer y dejarlos marchar, porque eso sí lo podemos controlar. Meditar es trabajar el apego a los pensamientos, es aceptar que existen y que se presentan de forma inesperada pero que de nosotros depende crear y reproducir discursos a través de ellos.

Así, podríamos decir que la meditación es la capacidad de permanecer presente en lo que estamos haciendo sin ideas continuas y que nos distraen rondándonos por la cabeza. Meditar es presencia.
Así pues, es importante entender que la meditación no es sólo sentarte en un rincón de tu casa, cerrar los ojos y concentrarte para dejar tu mente libre de pensamientos, o sea, no agarrándote a ellos. Este es sólo un tipo de meditación, llamada meditación pasiva. Esta meditación requiere práctica y paciencia, puedes utilizar herramientas para concentrar tus pensamientos en un punto concreto y así no dispersarte por ejemplo fijándote en tu respiración, en las sensaciones que aparecen en tu cuerpo o en una audio guía. Aunque de esa manera estés pensando, toda tu atención está en ese hecho presente y eso es meditar.
Si esta forma de meditar no te gusta o te cuesta, hay muchas otras maneras de hacerlo que quizás te resulten más sencillas. A través de la concentración en el trabajo del cuerpo es una de ellas, es decir, a través de alguna disciplina física como podría ser el yoga, la danza o correr, buscando llevar la atención plena a nuestro cuerpo, sin dejar que la mente se vaya a través de los pensamientos. También a través de reproducciones artísticas, de la cocina o simplemente mientras estés comiendo. Cualquier acto puede ser un acto de meditación activa, es decir, a través de una práctica, de una acción, sea cuál sea buscamos realizarla con conciencia plena: andar, andando; bailar, bailando; comer, comiendo; estar, estando; vivir, viviendo.

Así que escoge la opción que más se adapte a ti y que más útil consideres y empieza a practicarla, será una forma de empezar a vivir presente, con conciencia plena.
Y si te estás preguntando cuáles son los beneficios de la meditación simplemente te diré los que se ven a primera vista. Ayuda a la concentración, a la gestión emocional, previene el estrés y la ansiedad, es una buena arma de control de las emociones y es una estupenda manera de ganar seguridad en lo que hacemos.
Así que, ya ves que es una maravillosa manera de empezar a estar mejor contigo mismo. ¿Te atreves a probar?
Si te gustaría que hablara más sobre este tema o que te presentara técnicas concretas de meditación pasiva házmelo saber.
Y cómo siempre, muchísimas gracias por leerme,
Judit.
PD: si te interesa este tema quizás te gustará leer algunos artículos en los que hablo del yoga y un poco el estilo de vida, la conciencia plena o la contemplación.
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