Voluntariados internacionales

Llega septiembre y con él los propósitos y objetivos para el nuevo curso escolar y las ganas de crecer, avanzar y experimentar pequeños cambios. Y quizás entre los propósitos esté el de poner tu grano de arena en algún proyecto o cambio, el objetivo de ayudar.

En la carta de agosto te hablé de la importancia de implicarnos, de tomar partido en el cambio y de formar parte de éste, es decir, de ser el cambio que queremos ver en el mundo. Y serlo trae consigo una implicación, una dedicación y el empeño de un tiempo y unas horas para dedicarle a la acción y con eso estarás dándote, de una forma directa o indirecta, a los demás, al mundo.

Pero a la vez, para poder ser agentes de cambio, necesitamos hacerlo con conciencia, con cabeza y sabiendo que estamos en el camino correcto. Por eso hoy te quiero hablar de una arma que entiendo que es de doble filo, de los voluntariados.

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A lo largo de mi vida he hecho varios tipos de voluntariados que a día de hoy miro con ojos críticos y tengo claro que alguno de ellos no los repetiría. Tras el verano y tras ver muchas fotos en Instagram de personas que se van a países lejanos a hacer un mes de voluntariado, cosa que yo también hice hace unos años, me viene a la mente la necesidad de escribir respeto este tema, porque lo considero peligroso y engañoso.

Te voy a contar mi experiencia personal. Uno de los voluntariados que hice fue en Nepal, me fui durante un mes junto con dos amigas, a colaborar en un orfanato. Primero de todo, tuvimos que pagar una cantidad de dinero bastante importante para ir allí, pero como nuestra intención era ayudar y ser parte de un cambio no nos pareció mal hacerlo. Entendíamos que con ese dinero nos pagábamos la estancia, el seguro y además colaborábamos con la organización. Años después, creo que nos tomaron el pelo con la cantidad de dinero que nos hicieron pagar, pero la verdad es que a los 19 años la voluntad pasa por encima de la razón.

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Una vez allí nos acogieron los dueños de varios orfanatos, que en su propia casa acogían a niños y niñas de Kathmandú y les ofrecían un lugar para vivir y una educación, y quizás un poco de amor. Vivimos en su casa y fue precioso, no os voy a engañar, aprendimos, crecimos, vimos el mundo a través de otros ojos y nos dejamos impregnar por la magia de la experiencia. Pero si tengo que ser sincera debo deciros que nosotras fuimos a realizar el voluntariado en un orfanato en el que no había ningún proyecto educativo definido, en el que no había un seguimiento de los voluntarios, de hecho fuimos las primeras en asistir y hasta meses después no volvieron a disponer de voluntarios, es decir, no había una continuidad.

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Nuestra labor no era clara, por las mañanas íbamos y ayudábamos a vestirse a los niños, a arreglarse para ir al colegio y acompañábamos a alguno de ellos al cole… no os podéis imaginar la sensación que tuvimos al dejar a la puerta del colegio a uno de ellos al cual nunca nadie había acompañado. Él nos miraba y nos decía adiós con un ímpetu que nunca antes había visto, y les decía a todos sus compañeros, cargado de ilusión y de orgullo, que nosotras estábamos allí para despedirle a él. Fue muy duro a la vez que emocionante, fue precioso a la vez que triste.

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Por las tardes jugábamos, hacíamos deberes y poníamos orden, limpiábamos ropa y algún día les ayudamos a ducharse, con agua fría y sucia que sacábamos de un pozo. Les intentábamos hacer seguir hábitos de higiene y bienestar como lavarse los dientes o hacer los deberes a diario, les mimamos tanto como pudimos en esos días e intentamos que se sintieran acompañados. ¿Pero de qué sirvió ofrecerles esto en un mes, si después dejó de ser real?

Tras esa experiencia, magnífica a la vez que dura, tengo claro que fue más un regalo para mí que para ellos. Fue un proceso de crecimiento que a día de hoy veo un poco egoísta. Fui a ver la realidad y a darme de bruces con ella, por querer salvar un mundo  que no me pertenece y al que no debo salvar así.

A día de hoy, soy crítica con tal proyecto, por su falta de rigor educativo, por el beneficio económico que de nuestra voluntad e idea de salvadoras europeas sacaron (quizás un buen merecido) y por la falta de conciencia al formar parte de él. Y no me arrepiento, no os voy a engañar, me siento satisfecha por lo que aprendí, pero no por lo que enseñé o di de mí misma.

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Con esto no quiero decir que no participes en voluntariados, para nada me estoy refiriendo a ello, pero creo que tenemos que empezar a ser críticos y a crear conciencia, porque no todo es válido ni con todo ayudamos. No somos salvadores de ningún lugar, de hecho ojalá no aprendan a vernos como ejemplos a seguir. A veces pienso que no tenemos el saber del bien y el mal y no podemos ir con nuestra verdad a cambiar el mundo, cada cultura cada país tiene tantos conocimientos que ignoramos que es injusto que nos creamos sabedores de la verdad absoluta, superiores moralmente o más evolucionados.

Me doy cuenta, que por querer darnos a los demás, por querer dejarnos ser y ayudar nuestras ansias de cambiar al mundo nos pueden llevar por el camino incorrecto, así que si te estás planteando hacer un voluntariado internacional te propongo que tengas en cuentas algunos aspectos:

  1. ¿El voluntariado tiene un trasfondo educativo, con un proyecto definido de empoderamiento de las personas autóctonas?
  2. ¿Es un proyecto que respeta la cultura del país de origen y busca promoverla o por el contrario intenta imponer nuestras ideas occidentales a otro país?
  3. ¿Cuándo tú ya no estés presente en el proyecto, habrá una continuidad?
  4.  ¿ Por qué tienes que pagar y dónde irá mi dinero?
  5. ¿Puedes conocer personas que hayan participado con esta organización y me cuenten su experiencia?
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Con estas preguntas quizás puedas hacer una criba de proyectos con los que vale la pena colaborar, mientras que podrás descartas MUCHOS otros que de la voluntad de otros quieren hacer un negocio.

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También me gustaría invitarte a pensar si realmente un mes de voluntariado va a cubrir tu voluntad de ayudar, tu necesidad de cambio, y te invito a pensar si sólo en lugares lejanos necesitan de tu ayuda, de tu interés y tu implicación. Con esto, puedes rebuscar información de tu ciudad y seguro te darás cuenta que hay muchas organizaciones, eventos o actividades en las que puedes participar de forma voluntaria. Busca espacios en donde tú hagas falta, proyectos sin afán de lucrarse en que puedas colaborar, pequeñas actividades que puedan mejorar el día a día pero que no impliquen que estés haciendo el trabajo de personas formadas y capacitadas que deberían tener un sueldo para realizar esas prácticas (¡cuidado con el intrusismo laboral de los voluntariados y del hacer de forma gratuita lo que se debería pagar que en el mundo social es muy común!).

Recuerda que puedes ser un agente de cambio en tu contexto, que aquí también te puedes implicar, que no es más necesaria tu ayuda más lejos, puedes ser igual de activo aquí y conocer realidades tan distintas como en la otra punta del mundo.

Y ten en cuenta que para poder darte a los demás lo primero y más primordial es empezar por mimarte y cuidarte a ti.

🙂

Como siempre gracias por leerme,

feliz tarde,

Judit

PD: si te interesa este tema te invito a echar un vistazo a este proyecto que me parece maravilloso e irónico, paradógico y real, un proyecto para generar conciencia creado por un grupo de noruegos, échale un vistazo pinchando aquí.

PD2: quizás te interese leer otros artículos como “educación social, de la utopía a la realidad, Iran, o de como abrir los ojos, Centros residenciales de acción educativa”, o puede que te guste leer el blog que hicimos a lo largo de esta experiencia (sólo en catalán): l’aventura a Nepal. 

PD3: recuerda que puedes estar al día de todas las novedades a través de la carta mensual que recibirás si te inscribes aquí.

6 respuestas a «Voluntariados internacionales»

  1. ¡Hola, Judit!

    Muchas de las preguntas que te haces me las he hecho también. Hace unos cuantos años encontré una fundación que tiene un proyecto maravilloso con niños de una de las zonas más complicadas Bogotá. Mira: http://www.bellaflor.org

    Buen día 🙂

    1. ¡Qué bueno que me des esa información! A parte de mi participación en proyectos de mi zona estoy repensando la posibilidad de volver a irme a hacer algún voluntariado fuera, así que gracias por tu información. Un abrazo y ¡gracias por leerme! 🙂

  2. Muy bello relato.
    Cerca, sin descuidar ni resentir a los que dejo en casa, se pueden hacer grandes cosas también.

    1. ¡Exacto! Creo que esa es la conclusión final a la que pretendía llegar. Está bien irse lejos porque nos puede parecer una forma de experimentar y crecer, pero cerca somos igual de necesarios y seguro que algún proyecto nos está esperando para que formemos parte de él. Gracias por leerme!

  3. A veces no entendemos bien lo que implica hacer un voluntariado, creemos que con solo tener la voluntad y ganas de ayudar es suficiente, pero todo tiene un trasfondo. Gracias por compartir una de las bellezas de la vida, que por más duro, real y difícil que sea, tiene una belleza.

    1. Gracias a ti por recibirlo así. Realmente somos necesarios pero siempre con responsabilidad y sin crear dependencias, sino nuestra ayuda deja de ser buena. ¡Un abrazo!

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