
Hoy no es martes por lo que se supone que no me toca estar aquí, pero la verdad es que me apetecía compartirte esta carta que un día me hice a mí misma, un ejercicio que repito cada cierto tiempo y me sienta realmente muy bien, como si tuviera un poder sanador. Esta carta que me escribí, hoy va para ti, por estar detrás de esta pantalla y abrazarme con tus palabras, tu dedicación y tu tiempo. A ti, por esperar cada martes con ilusión que llegue el texto de la semana y porque cada vez que no lo hay me recuerdas que puede ser importante, que te acompaña y te ayuda en tu día a día, que quizá de alguna forma te inspira. Así que te dejo con estas palabras que dicen así…
Te quiero agradecer. Sí, a ti, por la paciencia, por acompañarme en mis quebraduras de cabeza y relativizarlas convirtiéndolas en mínimas o dándoles ese valor que necesito que les des. Quizás hoy seas tú quién necesite una palabra de apoyo, un mimo, un gesto que te cuide y te haga sentir bien. Recuerda que a diario te mereces que alguien te diga que si estás aquí es gracias a tu esfuerzo, por aprender a lidiar y crecer con todo lo que te acompaña, por hacer las paces, o intentarlo al menos, con todo lo que vives y con todas las dudas que a menudo acechan. Estás aquí viviendo tu vida a tu manera y que es única y tan válida como cualquier otra.

Y sí, estás aquí y con eso vale, porque ya es sabido que lo que no te mata te hace más fuerte y si hay algo que es completamente inevitable es que lentamente te vaya matando de forma sutil el vivir. Porque en que cada suspiro que haces ganas experiencia a la vez que pierdes vida y así se equilibra y se perpetua el sentido, a mi ver atemorizador, de todo esto. Pero qué suerte poder seguir cogiendo aire aún.
Y recuérdate que en cada paso, en toda decisión, siembras. Siembras semillas tan dispares como la paz, el amor, la amistad, la felicidad, la abundancia, y otras que también están pero que no nos gusta tanto ver como las dudas, el odio, el rencor, la insatisfacción o el miedo. Y todo eso está, porque existe y nos forma, y te hace más tú de lo que crees. La magia está en el poder aprender a regar lo que de verdad nos vale, arrancar las malas hierbas que quitan espacio a las raíces de esas plantas e ideas que quieres hacer crecer.

Así que celebra tu crecimiento, las flores que aparecen en el camino y las espinas que te recuerdan que no todo puede ser comodidad, que hay espacios de dolor, que deben de existir porque el sufrimiento también es parte del estar presente.
Así que hoy te quiero dedicar esa palabra de valor, de respeto, de ánimo. A ti, por ser acompañante, por ser la mayor guía y maestra, la mejor amiga, el mayor conocimiento y ser empatía. A ti, por ser quién eres, por estar aquí, por poseer lo más valioso que podemos tener, la propia vida. A ti, por estar conmigo, por ser conmigo, por dejarme equivocarme y así crecer…
GRACIAS.
Judit.
PD: i si avui llegeixes això que sàpigues que potser em parlava a mi mentre escrivia, o potser a tu sense voler-ho (qui sap?), però si alguna cosa sé és que has sembrat una de les amistats més sinceres que mai hagués pogut imaginar, i que puc somriure pel fer tenir la certesa que ets i seràs en aquesta i qui sap en quantes vides. A tu, perquè ets motor de felicitat, t’estimo.
PD2: si te ha gustado este artículo quizás te apetezca leer otras reflexiones como: “De aceptar y otras cosas”, “Frágil“, “Somos” o “La jaula”.
PD3: y recuerda que si quieres estar al día de todo y no perderte algunas noticias que comparto de forma más íntima en petit comité, puedes inscribirte a la Newsletter mensual pinchando aquí.
Deja un comentario