Vivimos en la sociedad de la prisa, del no parar, del hacer, volver a hacer y seguir haciendo, del estrés, de los súper-héroes y súper-heroínas encarnados en personajes de la vida real. Y con tanto y con tan poco vamos olvidándonos de nosotros mismos, de nuestro cuerpo y de nuestra mente.
Por eso es importante que le demos culto al cuerpo. Este culto viene de muy lejos pero parece que a veces lo olvidamos. Todas las culturas antiguas tienen en su historia la presencia de prácticas o ejercicios para beneficiar el cuerpo, por ejemplo nuestros antecesores, los romanos ya dedicaban parte de su tiempo y de sus días a cuidarse, a disfrutar del placer corporal de las termas tras ejercitar el cuerpo en sus gimansios; las culturas orientales tienen varios corrientes como el Chi Kung en China, Tai Chi o el Yoga que también trabajan cuerpo y mente.

Al trabajar el cuerpo hay un beneficio directo en nuestra mente, ya que dejamos nuestras preocupaciones, nos centramos en nosotros mismos y mejoramos nuestra salud y bienestar. Por eso hoy os quiero hablar del Yoga, como forma curativa más allá de sus posturas.
Todos conocemos el yoga por increíbles imágenes de personas súper flexibles que se retuercen, se aguantan con casi los dedos de la mano y además parecen estar en paz y sin hacer esfuerzo. Pero el yoga no es sólo eso y no está pensado sólo para personas con cualidades físicas extraordinarias, sino que es una disciplina apta para todas las personas y adaptable a las necesidades físicas de cada uno.

El yoga es la práctica física con la que se intenta estar en el aquí y el ahora, juntando cuerpo y mente en un mismo compás y dejando la mente en blanco a través de la concentración en los asanas (o posturas). En estas posturas se intercambia un diálogo entre mente y cuerpo que nos permite conocer más nuestro cuerpo. Por lo tanto, el yoga no sólo tiene un componente físico sino que toma sentido gracias a su componente meditativo y mental, como de control de nuestra respiración. Las personas más avanzadas pueden llegar a este estado mental sin necesitar de ejercitar el cuerpo, practicando la meditación, cosa que a mi me cuesta aún mucho.

Los beneficios de la práctica son increíbles y se notan enseguida a nivel corporal, hecho que la hace muy adictiva y que cree cierto enganche. Los beneficios principales son los siguientes:
- Disminución del estrés, la depresión y la ansiedad
- Incrementa la concentración
- Disminuyen los problemas de sueño
- Refuerza la autoestima
- Mejor presión sanguínea y del funcionamiento cardiovascular
- Mejora el sistema digestivo
- Aumenta la flexibilidad y por tanto la agilidad física
- Aumenta la capacidad pulmonar
- Fortalece los músculos del cuerpo
- Mejora la postura corporal y alivia dolores musculares causados por la mala postura
- Aumenta la libido

Evidentemente, cualquier deporte o forma de mantener activo el cuerpo también ofrece gran variedad de beneficios pero en esta práctica he encontrado el equilibrio entre el trabajo mental y físico que me deja en paz física y mentalmente.
Y tú, aún no lo has probado? A qué esperas!
Feliz y yogi martes!
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