Hoy quiero contarte que la vida en la que crees existe, pero para hacerlo voy a remontarme a cierto tiempo atrás.
Hace ya media vida, por allá a mis 15 años, un monitor del Esplai del Instituto me hizo un doble regalo. Nos regaló a cada una de las participantes de ese espacio un libro, a lo que a mí me tocó MOMO, de Michael Ende.
Aún no lo sabía pero me estaba haciendo un regalo (doble) para toda la vida. El primer regalo fue el libro en sí que una vez empezado descubriría que es una auténtica joya. El segundo regalo fue llamarme Momo, ver a ese ser maravilloso en mí (si no te has leído el libro, te lo recomiendo muchísimo).
Y ahí, entre las páginas de aquel libro descubrí lo que no quería ser y lo que también he sido: los hombres grises.
Esas personas que siempre tienen prisa, que siempre van en búsqueda de un lugar mejor, que viven obsesionadas en el después y con demasiadas preocupaciones como para disfrutar del camino. No, no quería ser yo. Esas personas que se creyeron que realmente lo importante es lo que nos imponen y que viven acorde a eso. Pero aún sin querer serlo, lo he sido.
Per siempre es buen momento para despertar. Me alegra muchísimo que 15 años después de la llegada del libro me doy cuenta que lo estoy haciendo, estoy viviendo una vida lejos de los hombres grises.

Sí, en los últimos años he tomado las decisiones necesarias que me han llevado a estar aquí. Crear un empleo que disfruto, vivir en un espacio que me permite ahorrar para crear un día una casa, tener tiempo para dedicarle a mi familia, pareja y amigos,
Sé que algunas de las decisiones que he tomado para algunos son dudables, incluso me trataran de loca por vivir en un espacio tan pequeño. Otros creerán que es irresponsable criar aquí a una niña, y algunas pensarán que es imposible así.
Pero la verdad es que me da igual. Estoy creando la vida en la que creo, porque sé que es posible en mi condición y con mi privilegio (blanca, europea, clase bienestante).
He traído al mundo a mi hija en un momento vital de satisfacción y logro. Tengo una estructura de vida que se alinea a mi visión y a mis valores. He aprendido a encontrar el difícil equilibrio para poder vivir satisfactoriamente sin tener que decir no a ciertos caprichos y lujos pero pudiendo gozar de tiempo y presencia para mí.
Sí, lo he logrado.

He logrado alejarme de los hombres grises. He logrado dejar de ser una de ellas. Y estoy creando una vida llena y con sentido para mí.
Así que hoy, simplemente me escribo estas líneas para felicitarme y recordarme que no pierda el foco. A felicitarme porque la Judit de 15 años que leió emocionada Momo sé que estaría orgullosa de ver la Judit en la que me he convertido. Porque esa utopía en la que soñaba no es tan lejana a la realidad en la que vivo.
Así que vengo a invitarte a pensar en qué crees tú. En qué has creído y soñado, y que busques tu manera, la tuya, la propia para ir hacia ello. Y recuerda que tus sueños son válidos y no tienen porque parecerse a los de los demás.
Sí, creo que vivir la vida en la que crees es posible aunque suene a coach de pacotilla, y aunque obviamente tendrá matices que se escapan de nuestro alcance.
Y no, no quiero ni que te compares ni que te frustres si sientes que no la estás viviendo. Simplemente te cuento que yo también he estado ahí, pero que he tomado las decisiones incómodas que me han llevado a donde estoy HOY, y poder decir que sí, que es posible.
Ojalá te llegue como una pizca de esperanza entre tanto ruído.
Gracias por leerme,
Te abrazo fuerte, bien fuerte.
Judit.
PD: para poder crear la vida en la que crees toca primero ser valientes y mirar hacia dentro para reconocer nuestros sueños y atrevernos a validarlos. En la salita de yoga online te invito a mirarte y reconocerte, ¿te vienes?
Deja un comentario