La historia es sencilla: tienes ganas de un cambio, lo piensas, lo verbalizas, lo compartes y lo haces. Y así es como pasas de vivir en una casa de alquiler, a vivir en una caravana. Y tu vida se vuelve más sencilla y conectada a la naturaleza, más real, más pura.
Nuestra verdad es la siguiente: tenemos sed de naturaleza, de simplificar y de empezar a enraízar en el terreno que ya es hogar. Tenemos un sueño de autosuficiencia que quiere ser explorado.
Desde hace un tiempo que estamos haciendo pasitos para construir una casa en un terreno familiar, pero mientras esto se da, que es un proceso lento y pausado, estábamos viviendo en una casa de alquiler, en otro pueblo distinto. Hasta que decidimos que queríamos instalarnos aquí, en lo que queremos que sea hogar y así nuestra energía ya está en este espacio y empiezan a pasar cosas.
Buscamos opciones que económicamente tuvieran sentido y pudiéramos sostener y apareció ésta: VIVIR EN UNA CARAVANA. Y eso hicimos.
Empezamos por empaquetar todo lo que no necesitamos aquí. Parte de lo que teníamos se fue directo a la basura, otra parte a donación y otra parte la guardamos, porque tarde o temprano tendremos una casa de nuevo y nos será útil volver a tener todas nuestras cosas (sofá, cama, cosas de cocina, electrodomésticos, etc.).
Y empezó el traslado más curioso de mi vida. Un traslado en el que nos llevábamos con nosotros bien poco pero en el que dejábamos una casa que nos había acompañado vacía.

Y nos instalamos. Escogimos dónde poner la caravana y empezaron los trabajos para hacerla un lugar bello, libre y habitable:
- hacer llegar el agua
- poner placas solares para tener electricidad y ser energéticamente autosuficientes
- crear un espacio de cocina exterior
- hacer un baño seco fuera
- empezar con nuestro proyecto de autosuficiencia: un huerto, el espacio de compostaje, las gallinas…
Y así es como tras mes y medio estamos instalados en lo que ahora es hogar y que así se ha sentido rápidamente. Sin echar de menos ninguna comodidad porque nos sentimos realmente cómodos y ligeros aquí (sí, lo sé, es verano y es fácil sentirnos así, y disfrutaremos de esta situación de bonanza hasta que dure). Y con muchos proyectos por delante, mucho por hacer y disfrutar. En estos meses que vienen tenemos dos proyectos claros: hacer un porche cerrado para ampliar el espacio interior de cara al invierno, y hacer una ducha también cerrada.
Estar aquí me está regalando el sentir una profunda sensación de pertenencia, mi corazón grita en silencio la felicidad que lo expande y lo ensancha al vivir aquí, así. Es como si hubiera vuelto al centro, a mí. Como si me hubiera reencontrado con mi verdadera naturaleza que es la de ser parte de la naturaleza.
Y me reafirmo en la grata idea que hay muchas formas de vivir posibles, y que todos deberíamos trabajar para encontrar la nuestra. Nos han hecho creer que solo un modelo de vida es posible, pero no es real, ese modelo es solo imaginario, como cualquier otro. Así que busca el que a ti te encaja y da pasitos para llegar a él, ojalá puedas sentirte en paz con tu forma de vivir, es mi deseo más grande.
Yo, hace años que persigo un sueño de libertad y siento que, por fin, voy acercándome a él.
Seguiré contándote a cerca de este sueño que ya es…
Gracias por acompañarme,
Judit.
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