Me perdí. Entre las prisas. Entre las obligaciones. Entre el no parar.
Me perdí fuera, entre los pensamientos e ideas, entre las creencias y las prisas.
Me perdí tan lejos que me ha llevado a ver que si tengo que perderme, quiero PERDERME EN MÍ.
Y así es como empieza mi camino de vuelta a mí.
Un camino que no es fácil, ni cómodo. Un camino que no es constante ni recto. Un camino que cambia a cada paso y que no puedo saber qué me deparará.
Pero lo estoy andando, pisando, sintiendo y sabiendo que me acerca a la meta, porque yo ya estoy de vuelta.

A días es fácil reencontrarme conmigo misma, parece que la puerta ha estado siempre abierta pero que yo he decidido escaparme de mi interior. Otros días me resulta imposible entre obligaciones y prisas que me alejan de quién soy y de lo que quiero cultivar en mí, días en los que casi se me olvida respirar (que suerte que sea un acto inconsciente).
Y no pasa nada. Aceptar que no todos los días voy a tener el tiempo de regalarme presencia absoluta en cada momento es un aprendizaje del camino que necesito hacer. Necesitamos ser adaptables, y entender que para estar conmigo quizás basta con escuchar esa canción que me gusta y así, volver a mí.
Este camino me está enseñando que sería maravilloso cada día de mi vida tener el espacio y el tiempo para dedicarme a lo que me ancla a mí misma, pero el gran aprendizaje es el seguir estando presente en mí aún cuando estoy haciendo las cosas que no me gustan tanto. Cuando de forma inconsciente esté presente y no sólo de forma intencionada.

Y es que quiero perderme en mí para ser de nuevo mi prioridad, para cuidarme, observar los pensamientos que de mi genero, las palabras que me regalo o las que me hecho encima como si fueran castigo. Ver qué necesito para conectarme a mí misma a cada momento y entender que respirar es ancla y flotador para cuando me siento perdida.
Te dejo una lista de las actividades que a mí me conectan conmigo misma y que me gusta introducir en mi camino de vuelta:
- Escuchar música que me gusta – y si puede ser bailarla con los ojos cerrados
- Meditar
- Realizar prácticas de yoga, ya sea a modo de autopráctica o yendo a una sesión con algún maestro o maestra
- Leer alguna cosa que me motive o me haga pensar
- Escribir mis pensamientos, poner orden a mis ideas y dejar que fluyan las palabras que hay dentro de mí
- Utilizar mi creatividad y pintar con acuarelas, especialmente observar la naturaleza e inspirarme o intentar plasmarla a mi manera
- Pasear por el bosque, sentarme al lado del río o frente el mar, sentir la naturaleza en mi interior, sentirme parte de ésta
- Cocinar siguiendo recetas que me gusten o inventando, pero sabiendo que me va a nutrir el alma lo que cocine
- Limpiar, ordenar el espacio dónde habito, colocar las cosas en su sitio o cuidar las plantas de éste, el espacio exterior como reflejo del interior
- Fotografiar lo común y extraordinario a la vez, dejar para el futuro lo que me hace sentir bien hoy

Y éstas son algunas de las actividades que yo utilizo como ancla, pero muchas de ellas no las puedo realizar a diario por falta de tiempo, pero estoy encontrando mis métodos para seguir el camino de vuelta a mi a diario, sólo dedicándome 10 minutos del día y conectando con mi ser.
Y aquí viene mi pregunta: ¿Te gustaría un reto o una propuesta de acción con estos pequeños recursos para generar juntas el hábito de perdernos en nosotras mismas? ¡Porque te adelanto que pronto lo tendrás!
Espero que te guste la idea tanto como a mí…
¡Así que atenta que llegarán noticias muy, muy pronto!
Un abrazo cargado de amor y presencia,
Judit.
PD: si te ha gustado este artículo quizás te interesará descargarte la guía de actividades gratuita “Soy mi prioridad”.
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