Crónica de un “SÍ”

CRÓNICA DE UN SI
Dibujo de @supercaligrafica, Ana Martínez

Cuando era pequeña oía hablar de un hecho político llamado independencia de Catalunya. En ese momento unos pocos la apoyaban ciegamente, otros muchos la criticaban y criminalizaban; y unos cuántos asumían que era un riesgo que al correrse podría traer beneficios y problemas. Recuerdo un compañero de clase que siempre dibujaba esteladas y los profesores le decían que no debía hacer éso, que era un símbolo político y que en la escuela no era correcto utilizarlo.

En mi etapa de adolescente tuve una época en la que gritaba a la Independencia de Catalunya, quizás cómo modo de revelarme con los de casa (eso que hacemos todos a cierta edad), quizás por ir a contracorriente ya que éramos una minoría de la población los que la deseábamos o quizás porque lo encontraba atractivo ya que la definición: ESPAÑOLA nunca la había sentido mía. Eran unos gritos basados en poca información, muy vacíos de política real, aprendidos de las canciones que escuchaba y sin mucho significado.

Y llegaron los 18, la mayoría de edad. Y de pronto me veía con la posibilidad de DECIDIR, porque vivía en una democracia que en mi mano ponía un conjunto de posibilidades que yo debía pensar y escoger, para escoger el futuro. Allí fue cuando empecé a entender el poder que tenía en mí y a pensar que no valía cualquier cosa, que tenía que reflexionar, leer y  ser crítica para poder escoger la mejor opción. Y fue a través de ésa búsqueda e interés político, que me fui desmarcando de la independencia. Básicamente, era un momento que en Catalunya si votabas por la Independencia equivalía a votar a Esquerra Republicana, y no me sentía identificada con ellos. Así que mis votos fueron muy diversos durante una época y nunca me he “casado” con ningún partido político, intento ser fría y objetiva en cada momento que suceden unas elecciones y mirar cuáles me convencen y convienen más.

En unos pocos años empezaron a vivirse las GRANDES movilizaciones pro-independentistas, y fue cuándo muy sabiamente Convergencia se pasó a ése lado, a convertir a sus políticos en “héroes” para la ciudadanía Catalana y a marcar su rumbo hacia una única preocupación: SALIR DE ESPAÑA. Y fue en ésos años cuándo me sentí más apartada de éste movimiento. Las masas populares empezaron a salir a la calle, de golpe todos eran independentistas y era un honor gritarlo a los cuatro vientos, las esteladas y banderas empezaron a cubrir los balcones y en las discusiones se monopolizó el tema, y yo tenía la sensación que o estabas con ellos o contra ellos, sin término medio. 

En mi caso, no sentía que ésa independencia fuera la mía. La veía ciega, sin contenido político, un irse por irse enfocado sólo a un discurso económico fácil, el de “nos roban” (cómo si los de aquí no lo hicieran), sin ser inclusiva y sin abrir vías de comunicación. No, definitivamente, los representantes políticos que la lideraban no me representaban. Pero en ella, había una fuerza que crecía constantemente, la fuerza de un pueblo pacífico que mostró su capacidad de movilización, su valentía y sus ganas de cambiar las cosas. Eso se tradujo a un 9N, una consulta para el futuro de Catalunya que no obtuvo los resultados esperados y que llevó a una elecciones autonómicas; y que a nivel Español se vivió con ciertas risas, sin ningún interés por escuchar o dialogar con los poderes catalanes y con cierta superioridad  moral.

Por suerte, para mi forma de entender el mundo, llegaron al gobierno los “radicales” de la CUP. Hicieron gobierno aliados con JUNTS PEL SÍ, que considero que son un colectivo político con declinaciones centro-derechistas, y gracias a los “radicales” aparecía en estos gritos de Independencia la lucha por la conciencia social, por los derechos de todas, de una economía más sostenible, en resumen… un giro hacia la izquierda, y ciertas exigencias que me parecía muy honorables, cómo que la cara de la Presidencia no fuera una alianza con la corrupción.

Marcaron su hoja de ruta y en ella claramente estaba la de crear un referéndum para decidir sobre el futuro de Catalunya, pero otra vez ni el Govern fue capaz de bajar presiones y dialogar con el Gobierno Español, ni éste fue capaz de querer entender que sucedía en ésta región que ellos consideran parte de “su país” y así poder dialogar. Es decir, nos encontramos ante un choque de intereses frontal de nuevo, sin mediar ni dirigirse más que palabras de antipatía y desaprobación.

Poco después de estas elecciones autonómicas llegaron las Estatales Españolas, y para sorpresa de muchos volvió a ganar un partido político de derechas, represor, con infinitos casos de corrupción sin cerrar, que había hecho unos recortes increíbles, con pensamientos fascistas y que se había posicionado claramente contra el diálogo; obviamente estoy hablando del PP. Aquí, fue un punto clave en la trayectoria de mi pensamiento político. Ante mi estupefacción pensé: “quizás no, no tengamos nada que ver con los españoles si tan ciegos están de volver a votar a Rajoy; quizás sí será una buena opción la independencia, básicamente para alejarnos de las políticas corruptas e indeseables. Y además, es más fácil cambiar el gobierno de un lugar pequeño educando en valores que el de un lugar grande.” Aquí la balanza empezó a caer hacia un lado.

Pero esto solo acababa de empezar. Pasaron los meses, hubo otros 11 de septiembre, la gente seguía gritando que querían la independencia y saliendo en masa a las calles pero nadie seguía sin escuchar. Además, en enero del 2017 se dijo que sería el año del referéndum pero en España todos giraron la cara, como si no lo quisieran ver. Tras muchos años de poca política dónde el foco sólo se ha puesto en éste tema mientras en nuestras sociedades han pasado infinidad de cosas más importantes (un foco que ha sido muuuuy positivo para el Partido Popular, ya que con su política de odio ha encontrado muchos aliados, y también para los partidos independentistas catalanes, ya que ante el odio de unos han encontrado cada vez más adeptos a su ideología),  y se ha decidido actuar.

Éste septiembre se realizó una ley a marchas forzadas y a toda prisa con la que no puedo estar demasiado de acuerdo, la ley que permitía el referéndum, pero que aunque no tenga mi apoyo completo daba crédito a la realidad de la sociedad catalana y movía ficha con valentía hacia la capacidad de decidir. Así, se presentaba el Referéndum del 1 de Octubre a la población catalana y era alabado y querido por gran parte de ella, pero se olvidaba también de la parte de la población que no es partidaria del separatismo (mi mayor crítica al movimiento).

Tras ésta aprobación empezaron las cargas policiales y la demostración de poder del Gobierno Español. Una estrategia nefasta porque nos ha hecho recordar épocas oscuras y dolorosas de nuestro pasado histórico. Hemos vivido la represión, el miedo y el horror bajo el nombre de una legalidad ilegítima. Y es que me perdonaréis pero no puedo entender cómo os podéis coger sólo a éste discurso tan fácil y a la vez tan contradictorio. La legalidad no está hecha para todos igual y sino decidme ¿dónde están todos los corruptos que se han descubierto sino en las calles, o quién ha juzgado las acciones del régimen franquista y ha prohibido las manifestaciones públicas de ésta barbarie? No señores, ésta legalidad no me representa, y cuándo hay algo que es legítimo pero no legal debemos luchar por ello, sino aún viviríamos en una dura dictadura (y me refiero a una dictadura pública porque éstos días hemos visto que el régimen franquista no ha muero, pero estaba encubierto por la palabra democracia).

Tras la reacción española mi balanza cayó en picado hacia el lado del independentismo, pero sobretodo me incliné por la democracia, por el derecho de un pueblo que hace muchos años que grita (y que nadie ha querido escuchar) a poder decidir libremente.

Además, la concentración fascista que hubo en Madrid, en la que el Cara el Sol fue un himno cantado a gritos y el saludo de la dictadura franquista estuvo en mano de todos, fue una imagen que me rompió el corazón y me arrancó un grito de pánico (¿Dónde estaba la policía nacional para prohibir tal insulto a la historia?); las imágenes de españoles gritando “A por ellos oeee!” cuándo los Policías Nacionales o la Guardia Civil partía hacia Catalunya para impedir la votación cómo si fuera una lucha de titanes en la que alguien tuviera que salir muerto; son imágenes que me han valido para lanzarme y decir: NO QUIERO SER PARTE DE ESTO!

No quiero formar parte del odio, del rencor, del orgullo por un pasado dictatorial y por un régimen fascista que prohibió una cultura y mató con frialdad; no quiero ser parte de un país donde la legalidad siempre está del mismo lado; no quiero estar en un país incapaz de rectificar, de asumir la culpabilidad y no destruir a su población sembrando el caos y la miseria; no quiero estar en un país que negocia con gobernantes de la índole de Trump y se enriquece con armas y con políticas secretas que nos dañan a todos los civiles; no quiero estar en un país que fomente el odio y se enorgullezca de la masacre y la violencia…

¡Por todas éstas cosas ayer vote SÍ, un sí convencido, con miedo, capaz, fuerte! Un sí por el futuro, por la decencia, por la paz, por el diálogo, por la valentía, por la historia, por la lengua, por la cultura, por la economía, por los derechos, por la igualdad social, por el cambio… un sí que ya no me da miedo y que me hace sentir fuerte y valiente.

Y ayer mi balanza se desplumó hacia el lado de la independencia al ver la barbarie a la que hemos llegado por culpa de dos gobiernos incapaces de hablar, dialogar y pensar conjuntamente; pero sobretodo cayó a ése lado al ver la fuerza de un pueblo unido, pacífico, que cree y lucha por sus derechos, que se enfrenta al miedo de la violencia pero que defiende la legitimidad hasta el último momento. Ayer viví la valentía, la unión y sobre todo el respeto hacia las ideas diversas y sentí un verdadero amor por la población catalana que me ha dejado sin palabras.

Ayer vi el odio en las miradas de muchas personas, en la de los guardias civiles reventando cabezas, en los policías nacionales rompiendo cristales; pero fue más fuerte el amor que vi. Vi a gente cogida de las manos, abrazándose para superar el miedo, dándose palabras de valor y besando a los que son diferentes. Oí los más fuertes aplausos cuándo en las escuelas electorales nos decían el número de votos para el NO que había y me estremecí al entender que en realidad el pueblo sí estamos abiertos a la diversidad y a las ideas distintas, al diálogo y a la inclusión…

Así que, definitivamente, ésta es la crónica de mi SÍ y os aseguro que la escribo entre lágrimas y dolor pero con orgullo. Y siento deciros que me parece que ha sido la estrategia española la que me ha decidido y lanzado a él…

Seguiremos adelante con la fuerza de un pueblo en movimiento!

Judit.

12 respuestas a «Crónica de un “SÍ”»

  1. Entiendo tu si. También entiendes que no lo comparta. Me avergüenza la situación de este pais. En este proceso se está poniendo de manifiesto la mediocridad de nuestro sistema y la falta de claridad y de capacidad de hacer política. Esto ha llegado muy, muy lejos. No puedes dejar de oir la voz de un pueblo y menos cargar contra él. Lo de ayer no tendría que haber pasado, ¿si de verdad era ilegal porqué no se ha frenado legalmente? Si la votación no sirve para nada ¿porqué se impide? No entiendo nada. Sólo sé que la fractura social está hecha y que las cosas emocionales cuando se rompen son tremendamente difíciles de arreglar. Ya te dije que recuerdo cómo no se podía hablar de política en casaporque estaba reciente

  2. (Se me ha cortado) reciente la guerra civil. Tras estos últomos acontecimientos con Cataluña. No sólo ayer, como bien explicas, desde antes. Hemos retrocedido décadas y tardaremos otras en construir de nuevo. Yo espero que juntos Judith

  3. Hay un lenguaje en el que nos entenderemos siempre independientemente de nuestras ideas politicas. Un abrazo

    1. Entiendo que no lo compartas pero admiro que estés aquí abriendo puentes al diálogo. Seguro que si en su momento lo hubieran facilitado hubiera sido todo diferente y ayer no habríamos visto ésas imágenes. La política actual deja mucho que desear y supongo que ésta es la forma que hemos encontrado oara mobilizarnos para el cambio. Creo que será un camino duro el que nos queda por recorrer pero estoy segura que con respeto y tolerancia todo será más fácil! Un abrazo preciosa y mil gracias por tus palabras, las agradezconde verdad!

      1. Ahora más que nunca debemos estar juntas. Porque esto no se trata de españoles contra catalanes. Es mucho mas profundo y nos afecta a todos. Un besazo

  4. Creo en el amor y en el dialogo, y yo tampoco quiero que me represente un pais cargado de odio y represión. Ayer nos sumamos en diferentes puntos de Euskal Herria con varias caceroladas… Todos en defensa de Catalunya, en defensa de la democracia… Basta de violencia!

    Un placer como siempre leerte.

    1. Y no sabes lo agradecidos que estamos ante ése gesto. Ayer necesitábamos sentirnos acompañadas ante tales actuaciones, así que gracias de corazón! Espero que el respeto y el amor venzan ❤️ y gracias por tus dulces palabras!

  5. Ese relato que escribes es el relato de muchos SI, incluido el mío, también incluso de algún NO de última hora. Gracias por poner en palabras los sentimientos de muchos

    1. Gracias a ti por leerme y compartir tu visión conmigo! Gracias de verdad!!! ❤️❤️❤️❤️

  6. A esto se llega por culpa de los que nos gobiernan y que yo tampoco entiendo como pudieron ganar. Soy de Valencia y cada vez que habían elecciones municipales o generales ganaban una y otra vez, no podía entenderlo con toda la corrupción que ha habido…en fin que lleguemos a entendernos y sea lo mejor para todos.

    1. Exacto! Parece increíble que salgan y salgan… me entristece haber llegado hasta aquí, me entristecen los medios de comunicación, la idea que generan… estoy triste! Pero de verdad gracias por estar aquí!! ❤️❤️❤️

  7. […] a ella, el nacionalismo, la represión de un estado supuestamente democrático se ha convertido en la crónica de un sí… y seguimos a la espera del […]

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