
Háblame de la felicidad, me pediste con tu voz aterciopelada. Y yo, que con poca cosa ya sueño, ante tal reto me emocioné. ¿Cómo contarle a unos ojos inocentes lo que tan preciada palabra puede llegar a significar?

Pues verás, empecé, la felicidad es esto, es aquí, es ahora. Es una chispa escondida en los ojos que tras-púa la mirada de quién la posee. Es lo que se esconde tras cada paso, cada suspiro y cada segundo que vivimos. Es aquello que todos tenemos delante pero que sólo algunos ven. Es la magia real, la que con sutileza esconde las pesadillas y en un abrir y cerrar de ojos puede hacer desaparecer el dolor. Es el sol tras la tormenta, la lluvia tras el verano cálido, la nieve en un seis de Enero, la luna llena en una noche perdida, la mano que te levanta tras caer, el abrazo amigo, la risa tras el llanto, el susurro de un te quiero, el camino para llegar a la cima, el cansancio tras la cursa, tu canción favorita en la radio…
La felicidad es esto, apreciar lo que se tiene y no lo que falta. Es disfrutar del camino por común que sea, mirar las piedras y saltarlas, ver un charco y no tener miedo a mojarte, no evitar lo inevitable. Es aceptar y dejar ir, es emocionarse con cualquier cosa, ver las virtudes de la rutina y saber escapar de ella, sorprenderte con lo esporádico. Es amar pero sobretodo amarte. Es eso que no se ve pero que está, lo que no se conoce pero se reconoce….

¿Y si no se ve cómo la podré encontrar?, preguntaste con todas tus dudas.
La encontrarás si buscas en ti y cuando la tengas cerca no la podrás disimular, porque traspasa cada poro de tu piel. Pero vigila, porque hay malas lenguas que dicen que la felicidad no existe e intentaran engañarte y coaccionarte porque aceptes su realidad. Te dirán que es algo pasajero, algo que no está a tu alcance, de lo que sólo algunos pocos disponen y son los afortunados que no necesitan trabajar y lo poseen todo. Te harán creer que sólo hay un camino para llegar a ella, y probablemente te dirán que ése es el dinero o quizás la religión (al final son las dos caras de una misma moneda, la moneda del poder y la autoridad). Pero te pido que aunque liderar contra ellos signifique ir en contra al mundo, tú no caigas en sus redes y en la trampa de sus falsas palabras.

Rebélate y crea tu propia revolución, dónde la risa tenga el poder, la sonrisa sea tu lema y las carcajadas sean tu mejor arma.
Tras decirte éstas palabras saltaste como guardián de ésta magia y te vi corriendo valle abajo y riendo fundirte en sus aguas. Eres como pájaro sin vuelo pero que ama el brillo de sus alas, eres un destello de felicidad que se posa en mis ramas…
Judit.
PD: y con éste texto me despido una semanas porque me voy a ser feliz a otros lugares y a desconectar de ésto, nos vemos a la vuleta! 🙂
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