Queridos pasado y futuro,
os escribo estas líneas porque estoy preocupada. Me doy cuenta que vivimos transitando entre vosotros, entre el pasado y el futuro sin darnos cuenta que lo que únicamente existe es el ahora. Nos agarramos al ayer como si fuera un barco a la deriva y no lo soltamos por la falsa creencia que nos da estabilidad y nos personaliza, mientras que en realidad nos está obstaculizando y entorpece nuestros pasos.

Supongo que se trata de dejar ir, pero nunca ha sido fácil, apenas sé en qué consiste este verbo. Debe de ser la capacidad de echar la vista atrás sin dolor ni remordimientos, sin culpas ni nostalgias, sabiendo que todo pasa porque tiene que pasar y todo fluye como la corriente de un río. Aceptar que así es la vida, que nada de lo que sucede se repetirá; entender que cada momento es único y una vez ha pasado ya está, ya ha finalizado, aunque tratemos de enjaularlo en forma de recuerdo.
Y después está el gran esfuerzo de no vivir en el futuro, de no transitar haciendo planes sino viviendo cada segundo que se nos presenta. Perdemos el presente preocupados por un futuro incierto que es sólo imaginación, o una falsa percepción ya que aún no está a nuestro alcance.
Y si somos conscientes de todo esto, ¿porque vivimos sin estar en el presente, amarrados a un pasado que ya no existe y con la cabeza en un futuro ilusorio que a cada segundo se desvanece? ¿Por qué no aprovechamos cada momento que tenemos, cada oportunidad, cada suspiro como si fuera el único, el más anhelado, el más apreciado?


El presente, el ahora, es nuestra única posesión, lo único que tenemos y que es real. Es dónde sucede la vida, dónde se esconde la felicidad, dónde el mundo se embellece y dónde el poder que tenemos se esparce y hace del mundo un lugar mejor. Es el lugar de los detalles, de las pequeñeces que nos hacen ser quiénes somos, de la cotidianidad, de la magia… Lo es todo y no es nada porque igual como llega se va.
Así que queridos pasado y futuro me quiero despedir de vosotros, o intentarlo al menos. Quiero estar aquí estando; vivir, viviendo; sentir, sintiendo; correr, corriendo; recordar, recordando; sonreír, sonriendo… y no quiero estar en el limbo dónde os cruzáis y me dejáis en un camino de nada. Quiero sentir que hoy es hoy y que ¡¿quién sabe mañana?!; que ahora es el regalo que se me ofrece y el ayer un aprendizaje que me acompaña sin atarme; que este suspiro que ya no está es mi mejor aliado y que el futuro jamás se sabrá porque nunca llega, siempre es ahora.
Así que, sé que os volveré a ver, porque me aparecéis inevitables, pero perdonadme si os alejo un poco, es por mi bien.
Espero que lo entendáis y lo respetéis,
Con amor, de vuestra querida,
Judit.
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