Desconectar y reconectar con la naturaleza, con sus ruidos, sus olores y su belleza. Ésto ha sido lo que nos hemos dedicado a hacer este fin de semana, y qué bien que nos ha sentado! Hemos visitado el pequeño país vecino, Andorra, y nos hemos enamorado con la posibilidad de despertarnos rodeados de tanta naturaleza abrupta y de tanta montaña!
Llegamos el viernes por la noche a un bonito lugar cerca de la frontera, en la Fontaneda. Para llegar recorres una carretera hasta que te encuentras con Cal Bou, y nosotros dormimos en una de sus casas, la Pitavola . A parte de ser preciosa y muy acogedora nos regalaba éstas vistas:

Además, este hotel ofrece gran variedad de posibilidades y actividades, de las cuáles nosotros gozamos de una horita de spa, y qué magnífica idea! Ah, y muy importante!! En este paradero los perros son bienvenidos! 🙂
De Andorra os puedo decir dos cosas:
- Me ha enamorado su naturaleza
- Me ha gustado poco su capital

Y os contaré el porqué de las dos. Como supongo que sabréis, Andorra es un pequeño país en medio de los Pirineos. Su posición le da una gran ventaja a nivel natural y los amantes de las montañas pueden disfrutar de sus senderos, de sus pistas de esquí y de los mil recorridos entre árboles y cimas que se pueden realizar! Por lo tanto, es un buen lugar para visitar en invierno, sobretodo para aquellos a los que les gusta la nieve y sus opciones. Pero también es un magnífico lugar para ver en verano, ya que podrás disfrutar de un clima agradable y huir del calor bochornoso mientras te pierdes por sus parajes!
Pero… y es que demasiadas veces hay un pero! Andorra es un país de los que llamaríamos paraíso fiscal, y ésto tiene su consecuencia en los negocios: precios más bajos y todo más asequible para el comprador extranjero. Qué es lo que genera ésto? Una cantidad increíble de comercios, de establecimientos, de centros comerciales, etc., que se llenan de compradores a todas horas y todos los días del año, y que promueven un consumo masivo y poco reflexivo. Evidentemente, no me parece mal que la gente compre, ni mucho menos, pero sí que creo que le quita encanto a un lugar tan mágico y tan perdido entre montañas. Para mi que me encanta la pureza y la tranquilidad de la naturaleza, encontrarte con establecimientos de grandes marcas en este bonito valle hace que pierda cierto encanto!

Pero aún así, son muchas las opciones que tienes para disfrutar en esta zona, des de un recorrido por los caminos montañosos (nosotros quisimos hacer el recorrido de los lagos de Tristaina pero no pudimos llegar por la nieve, así que nos queda pendiente!), puedes disfrutar de atracciones turísticas como el Trobotronc, el tobogán más largo del mundo en medio de la naturaleza; o si prefieres puedes darte una sesión relajante en su mítica Caldea, el lugar perfecto para desconectar a través del agua! Ah, y no nos olvidemos de su gastronomía, la carne y las conservas son sus platos fuertes y típicos y los podrás degustar en casi todos los lugares, pero también hay la opción para vegetarianos, y os recomiendo un local: AND burger zero, dónde cada cuál podrá escoger la opción que prefiera para su hamburguesa, con carne o vegetariana!

Así que si quieres disfrutar de sus varias opciones, o combinar nieve, relax y compras; gastronomía sol y montaña… no te lo pienses, éste es un buen lugar dónde escaparse!
Feliz (y viajero) martes! 🙂
Judit.
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