Este fin de semana nos hemos ido de celebración para el Norte! Euskadi siempre ha sido un lugar que nos encanta y que nunca nos deja indiferentes! Amantes de la naturaleza como somos ésto es un paraíso de playas y montañas, pero ésta vez hemos vivido un poco la ciudad norteña!

Bilbao, capital de Bizcaya, se encuentra al noreste de la península ibérica y es una bonita ciudad que fluye entre dos parámetros de tiempo: el pasado y el presente futurista, entre la historia y la modernidad. Pasear por sus calles es un constante choque entre estos dos espacios temporales que te sorprenderá y te enamorará al mismo tiempo, un eterno diálogo que se mantiene vivo de forma muy poético.
Si cómo nosotros dispones de sólo un par de días tocará hacer los imperdibles! Así que empecemos!
Paséate por el casco viejo,
y aprovecha para disfrutar de la gastronomía del lugar, saboreando las tapas de algunos de los bares que vas a encontrar, realmente es un placer para los sentidos! Empieza tu paseo en el Teatro Arriaga, llega a la Plaza Nueva, después ve hasta la Catedral de Santiago de Bilbao, pasa por la Parroquia de los Santos Juanes y termina en la Iglesia de San Antón. Pero construye este recorrido poco a poco, perdiéndote entre calles y disfrutando del ambiente!

Acércate al mercado de la Ribera y sorpréndete por la variedad de productos que puedes encontrar en un mismo lugar y de su calidad!

Sube hasta la Basílica de Begoña y recorre ése curioso barrio y pasea por el Parque Etxebarria y la chimenea de ladrillos que allí encontrarás. Tendrás una vista privilegiada de la ciudad y su ría que no te puedes perder!
Descubre el Bilbao más moderno,
la otra cara de Bilbao, o el otro lado del río. Los distintos puentes futuristas, las grandes zonas verdes con edificios modernos como la universidad y la guindilla del pastel, el precioso e increíble Guggenheim.

Dedícale una mañana o una tarde a este maravilloso museo con el que te sorprenderás y aprenderás sobre arte y cultura, puede que como yo te enamores de algún artista, en mi caso es de Anselm Kiefer que me dejó boquiabierta con sus cielos y sus girasoles que recogen la teoría de Fludd que afirma que cada flor tiene su estrella en el firmamento… pura poesía!
Fluye por la ría,

recorre la Ría de arriba a abajo, desde un lado al otro y deja que tus ojos observen el paisaje, los edificios, el encanto que se respira. Y es que no sé que tendrán las ciudades que las traviesan ríos pero me trasportan a un lugar y sentir mágico (Budapest, Praga, Girona entre muchas!). Cuándo llegues a la parte alta de la ría, cerca del Guggenheim pasea por el parque de Doña Casila de Iturrizar y observa el museo de las Bellas Artes.En el lado opuesto de la Ría tienes el parque Larregaburru o de la Encarnación, un bonito lugar para descansar!
Pasea por la parte céntrica,
la plaza Moyúa y todos sus alrededores son el centro neurálgico de la ciudad. Las calles que la rodean están llenas de tiendas, bares, restaurantes, lugares modernos, etc. donde podrás ver la cara más consumista de ésta ciudad pero a su vez bonitos edificios y placitas y cruces llenos de magia. En toda ésta zona podrás hacer tus compras o para a comer o tomar algo a locales con mucho encanto!
Y tras pasear por las calles de Bilabo… llega el momento de cumplir sueños! La estancia en:
LAS CABAÑAS EN LOS ÁRBOLES!

Amantes de la naturaleza que soñáis con una casa retirada del mundo, en contacto directo con la tierra y el cielo…éste es vuestro lugar!
Tuvimos la suerte de gozar de una tarde en el spa ecológico que tienen, el recorrido empieza en una bonita sauna de madera calentada con leña dónde vas a relajarte y sentir la calma en tu cuerpo; tras ésta subida de temperatura una ducha de agua fría para equilibrar las presiones y reactivar el cuerpo, y finalmente una bañera de agua caliente, también calentada con leña, puesta en el exterior y en un paisaje que te deja sin habla ni respiración… un oasis para los sentidos, un sueño que se cumple!

Después de esta sesión de relajación nos fuimos a nuestra cabañita, la cabaña Hontza (Búho). Fue un retiro de silencio, refugio entre árboles gigantes, escondite de todos los males, espacio de protección y seguridad; sencillez y delicadeza… La sensación de formar parte de el ambiente que nos acogía, de ser un todo conjunto y de sentir con firmeza que pertenecemos a un mundo magnífico y que depende de nosotros embellecerlo.

Ver brillar la luna, el movimiento de las copas de los pinos, alguna ave que alza el vuelo. Y después despertar entre árboles, que el sol resplandezca en el exterior y en el interior, desayunar sin prisa, contemplando, sintiendo, estando!
Una magnífica experiencia que repetiría mil y una veces!
Y con la imagen de tan bonito fin de semana aún en la mente tengo energía para seguir para días! 🙂
Espero que os haya gustado éste recorrido,
feliz día viajeros!
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