Siempre he pensada que cada uno entendemos el viaje de formas distintas. Viajar es una idea muy general, demasiado abstracta . Y ahora, cuando me quedan horas para subir a un avión, me apetece reflexionar, pensar y poder escribir qué significado tiene para mi, qué sentido le doy a mis viajes, qué siento y cómo lo vivo.

Para mi viajar es la posibilidad de escapar de la rutina, de mi día a día y de mi cotidianidad para poder entrar en otros mundos dentro del nuestro, conocer nuevas formas de vida e interactuar en situaciones nuevas y que me parecían ajenas. Esta distancia de mi vida real me permite observarme des de lejos, des de una visión prudente que me convierte en una mera observadora de mi realidad, y así me es más fácil reconocer mis errores, mis vicios, mis pasiones, lo que estoy haciendo mal y lo que estoy haciendo bien.

Viajar es una forma de fuga de la realidad, pero no para obviarla o dejarla a parte sino para trabajarla y tenerla presente. Supongo que por entenderlo así no me imagino una vida que se base en viajes, sino que me imagino anclada en un puerto que me permita izar las velas cuando lo necesite y me de la libertad de escapar, marchar y mejorar; y evidentemente ese puerto no tiene que ser siempre el mismo.

Hay una canción de Mago de Oz que dice “no eches raíces en un sitio muévete, pues no eres un árbol para eso tienes dos pies!”. Me gusta su significado, echar raíces significa pertenecer, es estar seguro y ser parte de un clan, una tribu o una familia y como seres sociales que somos lo veo absolutamente necesario, pero creo que éstas raíces deben permitirte volar, correr y saltar, sabiendo de donde vienes y buscando dónde vas! Es decir, no las vas a echar en un lugar físico sino en un lugar mental, sentimental y emocional así que no dejes que las raíces te mantengan inmóvil.

Además, el viaje me sirve para ser consciente del presente, para vivir en el aquí y el ahora. Al conocer cosas nuevas y dejar sorprenderte por la diferencia estás más conectado a la realidad sensorial, absorbiendo todo lo que ves, oyes y hueles. Te paseas en el ahora sin importar el ayer o el mañana, un ejercicio que en nuestro día a día cuesta mucho! Así pues, aprendes de lo nuevo y lo desconocido. Y es que no me podréis negar que si algo tienen los viajes es que te enseñan, te dan visiones distintas del vivir, te hacen cuestionar, superar miedos y, por lo tanto, evolucionar. Te permiten relativizar las cosas que parecían importantes y te plantan tu realidad entre los ojos, para así poder ser más crítica y reflexiva en tu día a día. Además de aportarte cultura, diversión, conocimientos de todo tipo y sensaciones muy diversas!

No creo que haga falta ir muy lejos para tomarte ese tiempo de reflexión, ni que viajar sea la única forma de evolucionar, aprender, practicar la autocrítica o de vivir sorprendiéndote! Pero sí creo que viajar es necesario y imprescindible para formarse, ser independiente, conocerte y ir más allá de tu zona de confort! El viaje exterior no deja de ser una escapada hacia el interior de tu ser, donde la diferencia, la cultura que encuentras, las vistas que antes sólo habías podido imaginar, la adrenalina de lo nuevo y lo temido, el sueño de pisar lugares anhelados, la ilusión de conocer o el confort de sentirte llena te acompañan entre el lugar físico y el psíquico.

Sé que hay muchos tipos de viaje pero, para mi, el que vale realmente la pena es el que algo mueve, despierta o resuena en nuestro interior! A VIAJAR!
Y después de tanto reflexionar, me acompañas en mi viaje?
PD: Y con esta entrada el blog permanecerá en pausa durante este mes, pero podéis seguir mis aventuras en Instagram en @lostinthevillage
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