Siempre me ha parecido que dejamos de jugar demasiado pronto, que nos olvidamos de nuestro yo más infantil y sencillo y lo encerramos en la jaula del tiempo para que no salga con sus tonterías y sus rabietas.
Nos damos a la vida adulta como quién nunca ha sido infantil, olvidamos como nos sentíamos cuando jugábamos con l@s amig@s, cuando perdíamos o ganábamos, cómo de sencillo era imaginar un mundo inventado y entregarnos a él para vivir grandes emociones o como nos subía la adrenalina por todo el cuerpo ante un nuevo invento, juego, ruta, exploración o sueño.

Y yo, que no sé estarme quieta necesitaba seguir jugando. Jugar a vivir, a explorar mi alrededor y el mundo que nos rodea y que nos parece tan extraño, jugar a aprender y reaprender constantemente, jugar a crear mundos imaginarios y a ver soluciones donde otras ven problemas, jugar por jugar y mantener viva esta parte inocente, veloz, despierta que todos tenemos dentro, esta parte infantil y juguetona que no deberíamos dejar olvidada.

Y entre tantas ganas de jugar me di cuenta que mis amigas y yo cada vez nos hacíamos más “adultas” y nos empezábamos a preocupar por cosas que a los ojos de un niño no tienen ni la menor importancia y pensé que era el momento de volver a sorprenderlas con un juego.
Llegué a una cena cargada con lápices y papeles, dispuesta a hacerlas pensar. Les propuse que cada una escribiera de forma numerada 100 ilusiones que tuviera, 100 cosas que les hicieran gracia hacer, ver, conocer, comer, beber, sentir, tener (…) pero 100. Sí, son muchas pero es la forma de darle a la cabeza y de poner GRANDES ilusiones pero a la vez pequeñeces diarias que hacen nuestros días más bellos, porque como bien sabréis la felicidad no se encuentra en grandes escaparates sino en nuestras propias ventanas.

Así fue como escribimos nuestras 100 ilusiones. A partir de ese día cada dos meses (el día 28) sacamos un papelito de una cajita donde hay un número del 1 al 100. Cada una mira su ilusión y la comenta con las demás y tratamos de cumplirla en dos meses. A veces es imposible, por ejemplo yo puse que quería pisar todos los continentes y me quedan un par así que en dos meses no lo voy a conseguir, pero sí que he empezado a ahorrar para un próximo viaje… Este juego trata de poner nuestra energía en lo que queremos, en focalizar nuestros esfuerzos en eso que nos ilusiona y en seguir soñando cuál chiquillas, compartiendo y dando lo mejor de nosotras mismas!

Así que os animo a jugar, con vuestros amigos, parejas, familia, o con quién os apetezca! Veréis que es una forma de hacer cosas nuevas, o de volver a hacer cosas que hacía tiempo que no hacíais con los que amáis ya que muchas de las ilusiones suelen ser para compartir y se crean momentos magníficos y bonitos que nacen de sueños hechos realidad.


Y es que ya me diréis que hay más bonito que soñar junto a los nuestros, más precioso que la sonrisa que se crea al cumplir ilusiones o más brillante que el compartir momentos imborrables que nos alimentan el corazón y se nos quedan pegaditos al recuerdo!
¿No es hora de volver a soñar con las mismas ganas que cuando teníamos 6 años? Pues está en nuestras manos, cumplámoslo!
Feliz, pero feliz de verdad, martes.
Un abrazo 🙂
Deja un comentario