Los hidrolatos, o mal llamados las aguas florales, son los olvidados y desconocidos de la aromaterapia y de la cosmética natural. Pero hoy te acerco a ellos porque a mí personalmente me parecen maravillosos por sus múltiples usos.
Es curioso, tenemos súper claro que somos lo que comemos y hay mucha consciencia en nuestra relación con la comida, con la calidad de los alimentos, etc. Pero también somos lo que nos ponemos en nuestra piel y eso no lo tenemos tan claro. Lo que en ella aplicamos nos pasa directamente a la sangre y nos forma, pasando a ser, un poco, ése producto que hemos aplicado. Así que si ponemos atención en qué productos ponemos en nuestro cuerpo, hagámoslo de forma completa.
Por eso te quería hablar de los hidrolatos, una alternativa a muchos productos de cosmética y que, si son de calidad, estarán libres de tóxicos. ¿Nos adentramos?

Estoy casi segura de que conoces los aceites esenciales o que, por lo menos, has oído a hablar de ellos ya que están de moda. De hecho, creo que lo natural vuelve a estar de moda y eso es una GRAN oportunidad de adentrarnos al mundo increíble de las plantas, la botánica y los beneficios que nos aportan los productos lo menos procesados posibles. Y aunque durante años la evolución nos ha hecho creer que evolucionar es prescindir de ella, somos naturaleza y la naturaleza nos sienta bien, no necesitamos tantos productos de laboratorio.
Pues bien, los hidrolatos son un producto obtenido de diferentes plantas y flores, utilizando en cada caso una de las partes de la planta específica. Mucha gente se piensa que son un subproducto obtenido de los “restos” de la planta tras querer sacarle los aceites esenciales pero eso no es así, el proceso de obtener un hidrolato es valioso en sí mismo, no por el hecho de reaprovechar lo que nos sobra.
Su obtención se basa en la destilación de la parte útil de la planta, usando un alambique en el que se coloca la planta y agua. Se calienta el alambique y lo que se consigue es que el vapor del agua arrastre la esencia y los aceites de la planta y obtengamos al enfriarse dos productos: el aceite esencial, el hidrolato.

Así como el aceite esencial es un concentrado en el que las propiedades de la planta se reproducen a niveles elevados en cada gota, el hidrolato también tiene tales propiedades, pero en menos concentración por lo que su uso es más fácil y menos “peligroso” y libre de contraindicaciones.
Sin necesitar tener unos conocimientos especiales puedes utilizarlos de forma segura ya que su concentración no daña ni repercuten de manera fuerte en nuestro cuerpo y nuestro bienestar fisiológico. Como dice Òria en su web ” En ellos se concentran los principios activos máximos de las plantas, es decir, la energía pura de éstas extraída en forma líquida. ”
Su uso más conocido es el de tónico facial o de desmaquillante. Pulverizar el producto en nuestro rostro nos aporta vitalidad en la piel, nos refresca, nos ayuda a mantener el PH neutro y en la limpieza de los poros. Cada hidrolato de cada planta será más o menos útil según tu tipo de piel. Por ejemplo, el hidrolato de romero es bueno si sufres por acné nervioso, ya que tiene poder desinfectante y ayuda a reducir el estrés gracias a su fragancia. En cambio, si padeces de piel seca el agua de rosas es más beneficiosa e hidratante.
Pero su uso no termina aquí. El hidrolato de Salvia nos ayuda en nuestra regulación hormonal. Tomar dos o tres gotas de hidrolato en las infusiones durante un periodo de tiempo largo puede ayudar a reducir los dolores debidos a la menstruación. Además, si se usa de forma tópica es regenerador cutáneo con lo que se puede utilizar para ayudar a la cicatrización.

El hidroltato de Hierba Luisa es antiinflamatorio para la piel, así que puedes aplicarlo en zonas afectadas. Además, es un aliado para tratar depresiones relacionadas con los cambios estacionales y para notar sus efectos debemos usarlo como a spray ambiental.
Así pues, todos los hidrolatos se podrían utilizar también como ambientadores, pulverizando la sala o lugar dónde nos encontramos; o bien como colonia o perfume, así como desodorante y refrescante para nuestra piel en los días de calor o cuando hay quemaduras solares.
Eso sí, si vas a hacerte con un hidrolato asegúrate de lo que estás comprando, porque a veces les llaman aguas florales a soluciones hechas a través de productos químicos, poniendo agua con perfumes y éso no es un hidrolato, es un engaño. Importante también será que provenga de agricultura ecológica y de procesos respetuosos con el medio ambiente para que el impacto de la obtención sea más positivo…
Y quizás, quién sabe si te animas a probar con tus propias creaciones y te conviertes en tu propia recolectora y productora, ¡eso sería maravilloso!

¿Te gustaría que nos adentráramos más y más en este mundo de los hidrolatos? ¿Tienes alguna duda al respeto?
Como siempre, gracias infinitas por estar aquí,
seguimos en este camino de transición, andando hacia una vida más consciente y respetuosa.
Te abrazo,
Judit.
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