Enero empieza pisando fuerte, cumpliendo objetivos y con nuevas aventuras que me dejan con una inmensa sonrisa en la boca.
El día 7 de Enero despegamos rumbo Tenerife, con la ilusión de hacer la cima más alta de España, el Teide, y con ganas de escapar del frío que no hace este invierno y disfrutar de las playas y del mar.

Así que nuestra primera aventura en tierras Canarias, tras alquilar un coche, fue la subida hasta el refugio Altavista. Empezamos a caminar hacia las 12:00h del mediodía y nos tomamos nuestro tiempo. Paramos a comer en mitad del camino y tranquilamente ascendimos hasta el refugio donde llegamos hacia las 16:00h. Pasamos allí la tarde jugando a cartas, escribiendo, fotografiando y hablando y tras una cena calentita nos fuimos a dormir. Por la mañana siguiente la alarma sonó a las 5:00h… Y que difícil levantarse! Terminamos de subir hasta la cima del volcán dónde vimos salir el sol, y la verdad es que no cabíamos en nuestros cuerpos de la emoción, de la belleza que fuimos capaces de ver, de la luz y las sombras que nos cautivaron y de la energía que un pedazo de tierra viva es capaz de trasmitir. Si os gusta el senderismo y hacer excursiones o sois unos enamorados de la naturaleza no os lo podéis perder; y tranquilos que a nosotros nos asustaron mucho diciéndonos que era muy duro que el dolor de altura se notaba mucho y la verdad es que no nos pareció para tanto, así que sin miedo, si tenéis la suerte y la oportunidad hacedlo!




Bajamos en teleférico para aprovechar los días que nos quedaban. Cogimos el coche y nos fuimos rumbo conquistar y conocer la isla. Empezamos por el norte-oeste y fuimos bajando hacia el sur para después volver a subir por el Norte. Las paradas que hicimos (algunas más acertadas que las otras) fueron:
- Puerto de la Cruz, donde vimos un campeonato de surf
- La Orotava- Los Realejos – Icod de Los Vinos (con su drago milenario)
- Garachico y sus playas
- Punta Teno, donde nos bañamos en una calita
- Los Gigantes
- Masca (el pueblo del que me quede enamorada, un pequeño Machu Pichu!)
- Playa San Juan (con un bonito paseo cerca del mar)
- Médano (dónde nos tomamos una (o varias…) deliciosa dorada en la terraza de el Pirata)
- Nos fuimos a Güimar a ver las píramides (pero no entramos porque nos pareció un poco demasiado turístico)
- La Candelaria
- Santa Cruz de Tenerife
- El monte de Anaga
- Las playas de Benijo, Almáciga y el Draguillo
Y se nos terminaron las horas pero estoy convencida que aún queda muchísimo por ver de esta maravillosa y mágica isla. Un lugar lleno de contrastes, con paisajes muy distintos entre un pueblo y otro, con playas que te dejan sin aliento, amaneceres que te estremecen, atardeceres llenos de color, gente maravillosa y comida para saborear! En resumen, una magnífica escapada que espero poder volver a repetir!
Tenerife… me has robado un poquito el corazón y me has dejado sin palabras!
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